El viajero encontrará vestigios que hablan de un pasado romano, islámico y cristiano, como el Puente Romano sobre el Guadiamar, punto clave de paso y comercio desde hace más de dos mil años. La Iglesia de San Pablo, con su sólida torre mudéjar y su interior de gran riqueza artística, es el corazón religioso del municipio y una de sus joyas monumentales.
Las cruces históricas que marcan los accesos al pueblo, la señorial Casa Grande —actual sede del Ayuntamiento— o los antiguos molinos harineros dispersos en el entorno natural, completan un recorrido patrimonial lleno de significado.
Pero el verdadero valor del patrimonio de Aznalcázar no solo está en sus edificios: está en las tradiciones que perduran, en las romerías, en las procesiones, en las fiestas que conectan pasado y presente. Un destino perfecto para quienes desean conocer la historia andaluza no solo desde los libros, sino desde la emoción de lo vivido.