Nuestro viaje se inicia por los Montes Públicos de La Puebla del río, en la Cañada del Juncal que nos lleva hacia La Juliana. De ahí, y en el paraje conocido como Monte Martel, nos adentraremos en un mundo muy agreste y un ecosistema muy bien conservado, una masa forestal transitada por muchos ciclistas, senderistas, joggers y peregrinos rocieros. No obstante, y a determinadas horas del día y en determinadas épocas, podremos contemplar fauna y flora excelente y en un estado de conservación ejemplar. Por colinas y entre pinares de pino piñonero jalonados de mirtos y lentiscos podremos ver algunas rapaces, tanto nocturnas como diurnas y un sinfín de aves de colores, flores silvestres, mariposas o libélulas. Nuestro destino es terminar en el poblado de Colina.
Desde este viejo asentamiento de colonos ingleses nos dirigimos a la zona del Majaberraque atravesando por la antigua Cañada del Arroyo hasta la zona recreativa de Echarena en Aznalcázar. En toda esta zona podemos ver desde el alto las fincas de Los cerros, Casa Neves o el Juncal ya linderas con la marisma en la Zapatera. Es una lugar en el que se conserva una vegetación de jaras y monte bajo ideal para especies de carnívoros de la fauna ibérica entre los que destaca el lince ibérico. En cualquiera de los cruces de caminos es muy fácil atisbar una buena “cagada” de un gran macho que haya marcado por allí su territorio.
Nos encaminamos a una de las mejores zonas para el avistamiento de fauna de toda la comarca, las zonas claras de los pinares, algo sorprendente en los meses de verano es ver docenas de milanos negros dándose baños de hormigas, cucos buscando inocentes y gentiles huéspedes y abejarucos, rabilargos y alcaudones comunes por doquier. Este área es un santuario zoológico que requiere ser visitado con la gente de la zona si queremos sacarle el máximo provecho, si queremos verlo todo. En el cercano Camping de Dehesa Nueva los amigos de Pinea Natura o bien “Manolo Salado” o Juan Carlos nos darán el servicio necesario para descubrir todos los tesoros de esta emblemática zona doñanera.
Cerca tenemos el Corredor Verde del Guadiamar y allí se encuentra el Vado del Quema y la imponente obra de restauración de medio natural que llevó a cabo la Junta de Andalucía tras el desastre de Azanalcóllar que alcanza, en este punto, su paradigma y máxima expresión. Tanto río Guadiamar arriba como río Guadiamar abajo las repoblaciones de fresnos, alisos, sauces, tarajes, chopos, álamos, encinas, alcornoques, pinos… son algo extraordinario y dignos de contemplar. La proliferación de micro fauna, topillos, ratones de campo y musarañas ha hecho que ésta sea una zona permanente de campeo de elanios azules. La ictiofauna, los peces, del río Guadiamar se ha ido paulatinamente recuperando y ha traído consigo la presencia de las nutrias. Si no las viéramos, algo que con paciencia se consigue, si podremos comprobar su existencia pues dejan permanentes rastros en las orillas para marcar territorio y alejar nuevas familias intrusas.